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Se fatiga el tiempo en el crepúsculo y deambula culpable alrededor de todas las ampolletas del mundo. La cortina que ampara al olor del mar se mueve lenta en la meditación de la tierra y respira agradecida por la invitación de los pájaros. El amor no se cansa de jugar en su fuego. Se advierte la ruptura de los espejos y la migración de los peces para que el vacío ronco en el cuerpo de los cangrejos busque el eco en la ondulación del planeta.
Saltará el Diablo por toda la peste del mundo y nos volveremos a ver convencidos de nuestro propio invento. Es rojo el desafío de la sangre… entre la multitud caerán rendidos nuestros últimos sueños y habrá verde en la entrada de tu próximo paraíso. Naciste para aprender de los vientos, para girar espléndida en las nubes. Te irás a vivir con los ciegos, bailarás de noche y tu pelo rozará los aviones. Olvidarás para siempre la tempestad del hielo y se reunirán las estrellas para hablar de ti. Se agitará el árbol después de la flor, explotarán todos los planetas para regalarte trescientas sesenta y cinco ilusiones nuevas, todas para ti.
Comparto éste bello cuento.
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